Hola ! Soy Kiersey , la escritora de esta novela , mi blog va a tratar sobre novelas pero tengo otro que es para subir fotos y noticias. Si tenéis alguna duda por favor ponédmelo por comentario y yo os responderé.

martes, 28 de febrero de 2012

Una ducha divertida: Capitulo 4



______ se miró al espejo, le dolía el cuerpo… no podía decir que ese hombre estuviera gordo, de hecho era demasiado sexy y musculoso… pero pesaba más que ella, y había caído sobre su cuerpo de una forma brutal, casi creía haber oído como crujían sus huesos.
Vale, tal vez exageraba, pero era seguro que le iba a salir un cardenal enorme, y de un color horriblemente feo.
Se echó crema por el cuerpo desnudo, con cuidado en los lugares donde más le dolía, tenía los dedos arrugados a causa del larguísimo baño que se había dado, y se sentía tan relajada que volvía a tener sueño.
Encendió la radio, y escuchó la música mientras se embadurnaba.
De pronto, la puerta se abrió, haciendo un estruendo brutal.
-¡Mierda! –gritó ella, buscando la toalla para taparse.
-¿Es que estas sorda o qué? –preguntó él, bruscamente, él que acaba de entrar en su cuarto de baño rompiendo la puerta. Ella se irritó.
-Yo no estoy sorda, pero tú parece que seas imbécil –gritó ______, cubriéndose con la toalla.
-¡Creía que te habías ahogado o algo! ¡Llevas más de dos horas metida aquí, y cuando llamo a la puerta no me contestas!
_______ se sonrojó, estaba tan concentrada que no había oído la puerta. Mentira, la primera vez si… pero lo había ignorado.
-No te oí.
-Totalmente sorda.
-Idiota.
-Gracias. ¿Por qué no te vistes?
-Cuando te vayas.
De pronto, la boca de Justin dibujó una sensual sonrisa, eliminando aquella línea recta que antes había de preocupación.
-¿Es necesario que me vaya? ¿No me dejas quedarme a mirar? –preguntó con picardía, mirándola de arriba abajo, aquella toalla pequeña no la cubría entera, ni siquiera le tapaba mucho.
-No… a menos que quieras ver, como me has dejado el cuerpo con ese salto.
Él palideció, y ella quiso reírse por lo bajo pero no pudo. Mala broma. Se acercó a ella con prisa, y le retiró la toalla, dejándola completamente desnuda ante sus ojos. La examinó de arriba abajo, acariciándole la piel del vientre, la hizo girarse, le examinó la espalda y las piernas, todo.
Y ella estaba demasiado sorprendida para reaccionar.
-No tienes nada –dijo él tirando la toalla a un lado, y de pronto, se dio cuenta de lo que tenía delante.
-Si-si-si me hubieras dado unos segundo más, te lo habría aclarado. Era… una mala broma –continuó ella, sintiéndose desnuda, y vulnerable, y con razón.
Justin carraspeó. El calor golpeó su cuerpo, ¡por dios santo! La había desnudado, la había toqueteado, y no había sentido nada por culpa del susto, pero ahora… ahora comenzaba costarle hasta pensar, con los dientes apretados intentaba contener el impulso de su cuerpo, que se levantaba para ella.
-Yo… yo… ¿me pasas la toalla? –pidió ella.
-¿Y si no quiero? –preguntó él cogiéndola de donde la había tirado.
Demasiado orgullosa, _____ cogió su bote de crema y salió del cuarto de baño. Maldito fuera, se pensaba mudar, y a un lugar donde  hubiera dos cuartos de baño, nada de uno. Nunca más. Haría obras.
-¿Dónde vas? –preguntó él, aturdido y divertido.
-¿Qué te parece? –preguntó acercándose a su habitación.
-¿Me dejas solo?
-¡Oh, no lo dudes!
-Me encanta tu culo –gritó él- es precioso.
-¡Vete a la miierda, Justin Bieber!
-¡Sólo si te vienes conmigo!
PLAF… ______ cerró la puerta de su cuarto, a modo de respuesta, y él sonrió. Se quedó inmóvil mirando la puerta, aquella que quería que se abriera, para poderla ver, una vez más. Dios… no le hacía falta, podía ver todo aquel glorioso cuerpo desnudo con tan solo cerrar los ojos.
No le hubiera importado ir a la miierda, como ella había dicho, si hubieran ido juntos… negando con la cabeza, y una sonrisa en los labios, se quitó la camiseta, y la echó a un lado, bien, no le hubiera importado irse con ella, pero ahora a donde necesitaba ir, era a darse una ducha, bien fría.
______ gimió contra el cojín de su habitación. Dios, cuanto lo odiaba. Sus mejillas aún estaban rojas por la vergüenza. Siendo sincera consigo misma, le gustaba su cuerpo… lo bastante como para enseñarlo.


¡Pero eran dos cosas muy distintas, enseñarlo, a que la dejaran sin nada! Como lo había echo aquella bestia.
Podía sentir su mirada pegada atrás, mientras recorría el pasillo, y para su vergüenza, había sentido un inmenso calor en sus partes más íntimas.
¡Maldito fuera! La dejaba sin nada, y encima la excitaba…
Quizás debiera de mandarlo a un hotel…
No, sabía perfectamente que no podía hacer eso, aquella casa era tan suya como de Caitlin, y no podía echar a su hermano.
La puerta sonó. ______ se negó a contestar, pues sabía quien era.
Toc, toc…
-¡Vete!
-_____… -la voz de Justin la perseguía.
-¡Que te vayas!
-Voy a entrar, sólo espero que aún no te hayas vestido… -su voz era tan sensual y provocativa… aunque también llevaba una pizca de diversión.
-No tendrás suerte.
La puerta se abrió, y él entró riendo. Se apoyó en el marco de la puerta, y miró hacía la cama, donde estaba ella tumbada boca abajo, agarrando con fuerza un bonito cojín color rojo.
-No, no que no la tengo, podrías haberme esperado desnuda…
-Ja. Ja. Ja. Que risa.
-No veo que te rías –le contestó con burla.
-¿Qué quieres? –preguntó ella con sequedad.
-¿Te apetece que vayamos a cenar?
-No –estaba preparado para la respuesta, aunque no pensaba dejar la cosa ahí.
-_______…
-No.
-¿Siempre eres tan dura, y cabezota? –se comenzaba a divertir demasiado con tanta negativa.
-No.
-¿Sabes alguna otra palabra? –preguntó, a ver que decía.
-No -la risa comenzaba a acumularse en su garganta, se veía ridícula.
-Pareces una cría…
-No.
De pronto ella estalló en carcajadas. Si, vale, parecía una cría… pero ¿y qué? Le divertía aquello… le recordaba a cuando su hermano entraba en su habitación para decirle algo, y ella empezaba con un No, tras otro… hasta que ambos reían a carcajada limpia por la estupidez…
-¿De que te ríes?
-¿Quieres que vayamos a cenar?
-Eso te pregunté –su sonrisa se amplió dejando ver la hilera perfecta de dientes blancos. Que guapo era cuando sonreía…
-Cuando arregles la puerta del baño, como llegue caitlin y vea el destrozo… -le dijo, apartando la mirada de su boca.
-¿Si la arreglo aceptas?
-Eso te dije… -contestó, con alguna esperanza.
-Pues vístete, hace más de diez minutos que guardé las herramientas. Te espero abajo en veinte minutos, ¿vale?
Y la puerta se cerró.


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